El Profe Droghi
De Geografía.
UNIDAD 2.
TRABAJOS PRÁCTICOS
"El Territorio Argentino"
Textos para resolver las ACTIVIDADES que están debajo:
LA EVOLUCIÓN TERRITORIAL DE ARGENTINA.
La evolución del territorio argentino.
El actual territorio de la Argentina está habitado desde hace miles de años por distintos pueblos originarios. En el siglo XVI, arribaron los colonizadores europeos y comenzó un gran proceso de organización territorial.
Un proceso histórico.
La conformación del territorio actual de la Argentina se dio a lo largo de varias décadas mediante distintos procesos externos e internos. Así, las diferentes políticas económicas, los enfrentamientos bélicos y políticos con otros países y los acuerdos internacionales produjeron cambios en los límites del país y de las provincias; esto, a su vez, provocó pérdidas e incorporación de distintas porciones de territorio. Del mismo modo, algunos sucesos indujeron cambios en la cantidad y en la composición de la población en el país; por ejemplo, las guerras hicieron disminuir la población masculina en distintas provincias, mientras que las oleadas de inmigración generaron un aumento de la población y una mayor diversidad. Primeros pobladores
El actual territorio argentino comenzó a poblarse con la llegada de los primeros habitantes alrededor de 13.000 años atrás. Estos pueblos ingresaron en el territorio por el norte y llegaron a lo que actualmente es Tierra del Fuego hace 11.000 años. Los pueblos originarios presentaban distintas características. La mayoría de estos eran nómadas y practicaban la caza y la recolección. Otros desarrollaron gradualmente la agricultura, por lo que se volvieron sedentarios. Los pueblos con mayor cantidad de población se localizaban, principalmente, en el noroeste del país, donde desarrollaron la agricultura a partir del manejo del agua y de los suelos; por ejemplo, con el cultivo en terrazas, una técnica que consistía el uso de escalones tallados sobre las laderas de las montañas y colinas.
Territorio colonial.
Los conquistadores españoles llegaron al territorio actual de la Argentina en el siglo XVI por tierra, mayormente, por el noroeste, y por agua, por el Río de la Plata. También arribaron desde el oeste, provenientes del actual territorio chileno. Los españoles impusieron una organización del territorio bajo un sistema de virreinatos, que eran entidades político-administrativas dependientes de la Corona española, que estaban a cargo de un virrey. En América del Sur, el primer virreinato se creó en 1544 y se denominó virreinato del Perú.
El territorio incluía el sector perteneciente al Imperio inca y gran parte de los actuales territorios de la Argentina, Chile, Uruguay, el Paraguay, Bolivia, el Perú, Ecuador, Colombia, Venezuela y Panamá. Dentro del Virreinato se fundaron distintas ciudades, que cumplían un rol muy importante como mecanismo de control del territorio, ya que en ellas se establecían autoridades locales, se cobraban impuestos y se creaban instituciones que organizaban la vida social, como las iglesias y las plazas. Además, permitían dinamizar las relaciones económicas entre las distintas partes del virreinato, dado que funcionaban como paradores y puntos intermedios para los mensajeros y comerciantes.
Economía colonial.
La actividad económica más importante del virreinato era la minería. El centro económico se hallaba en el Alto Perú, fundamentalmente, en la ciudad de Potosí (en el actual territorio boliviano), donde se ubica el Cerro Rico de Potosí. Para transportar en barco a Europa los minerales, se utilizaba el puerto de Buenos Aires; por eso, en el camino entre el Alto Perú y Buenos Aires se fundaron ciudades como Salta, Tucumán y Córdoba, que eran centros para el intercambio comercial, y donde se realizaba la producción de alimentos, cueros y bebidas alcohólicas y se criaban animales de carga, como mulas. Para realizar la actividad minera, los conquistadores utilizaban mano de obra indígena, que padecía pésimas condiciones laborales.
Esto, sumado al contagio de enfermedades nuevas para los indígenas (contra las que no tenían defensas), produjo una alta tasa de mortalidad, y así la población de estos pueblos quedó diezmada.* Otras regiones importantes eran los alrededores de Buenos Aires, donde se desarrolló la actividad ganadera con la producción de cuero, sebo y tasajo,* y los valles andinos, donde existían haciendas agrícola-ganaderas en las que se producían alimentos y vestimentas para la población de Potosí y otros centros urbanos.
Nuevo virreinato.
Debido a la gran extensión del Virreinato del Perú, en 1776, los reyes de España decidieron crear el Virreinato del Río de la Plata para tener un mayor control sobre el territorio de sus colonias. El centro de la actividad comercial, entonces, se trasladó desde el Alto Perú hacia Buenos Aires debido a la importancia estratégica de su puerto para el comercio entre las colonias y las metrópolis* europeas. En el litoral también se desarrolló la ganadería y se instalaron saladeros. En el interior del país, por su parte, se desarrollaron incipientes industrias que fabricaban ponchos, tejidos, vinos, licores, aguardiente y carretas. El Virreinato del Río de la Plata se fraccionó en ocho intendencias y cuatro gobernaciones, tal como se observa en el mapa de esta página.
Un territorio independiente.
Luego de la Independencia, los territorios del virreinato del Río de la Plata se transformaron en Estados independientes y en provincias. La región pampeana se convirtió en el centro económico del territorio y, a fines del siglo, se incorporaron los territorios indígenas.
Nuevos territorios.
Entre 1810 y 1816, los pueblos del virreinato del Río de la Plata comenzaron un proceso de independización de España, por lo que se produjeron numerosos cambios en el territorio. En algunas regiones, distintas unidades administrativas se separaron del actual territorio argentino y se transformaron en Estados independientes. Otras, en cambio, fueron la base de las primeras provincias argentinas. Por ejemplo, la intendencia de Salta del Tucumán se dividió en las provincias de Salta, Tucumán, Santiago del Estero y Catamarca. Así, comenzó a formarse una nueva entidad política y territorial: primero, las Provincias Unidas del Río de la Plata (1810-1831), y, más tarde, la Confederación Argentina (1835-1861).
Grandes cambios económicos.
Una vez concluido el proceso de independencia, la ruta comercial entre Potosí y Buenos Aires perdió importancia y cobró fuerza la región pampeana, donde la amplitud del territorio y las óptimas condiciones naturales permitieron el desarrollo de la ganadería (fundamentalmente, vacuna y ovina). Además, la cercanía al puerto de Buenos Aires ofrecía grandes ventajas comerciales.
De esta forma, el centro económico se trasladó de la región noroeste hacia la pampeana y, fundamentalmente, a la provincia de Buenos Aires, que seguía creciendo por el desarrollo de la ganadería y los impuestos que obtenía de la Aduana de su puerto. Por su parte, las otras provincias permanecían estancadas o con un crecimiento muy lento.
Cambios demográficos y sociales.
Durante la colonia, Potosí y el noroeste argentino eran las regiones más pobladas del virreinato. La zona del puerto de Buenos Aires, por su parte, también presentaba una población numerosa. Sin embargo, con la independencia, la mayor parte de la población se trasladó a la región pampeana por las mayores oportunidades de trabajo en las grandes estancias y en la ciudad de Buenos Aires. Con respecto a la estructura de la sociedad, los hacendados criollos (hijos de españoles nacidos en América) desplazaron a los españoles como clase dominante. Los indígenas y los negros continuaron siendo los grupos más postergados de la nueva sociedad.
Proceso de organización nacional.
Entre 1853 y 1862, hubo dos unidades administrativas enfrentadas: por un lado, la provincia de Buenos Aires y, por otro, la Confederación Argentina (formada por las trece provincias restantes). El conflicto finalizó cuando el país se unificó como un Estado federal y se estableció la Ciudad de Buenos Aires como capital en 1880. Durante este período, el Gobierno nacional buscó establecer definitivamente el alcance territorial de su poder. Para ello, implementó varias medidas tendientes a incorporar territorios que hasta entonces no estaban bajo su dominio y a optimizar el control sobre los territorios existentes. Un factor importante fue la guerra de la Triple Alianza, en la que se enfrentaron la Argentina, el imperio del Brasil y el Uruguay contra el Paraguay, desde 1864 hasta 1870. Este conflicto bélico fue determinante para la definición de los límites internacionales de la región. A partir de la guerra, la Argentina recuperó el territorio de la actual provincia de Misiones, que se encontraba bajo ocupación paraguaya desde hacía un tiempo.
Del mismo modo, el territorio de la actual provincia de Formosa, que estaba controlado por los indígenas y que era reclamado por ambos países, fue cedido por el Paraguay y la Argentina lo incorporó definitivamente a sus dominios. Sin embargo, la Argentina no logró anexionar algunos sectores que reclamaba para sí, como el del Chaco Boreal, ubicado en el sur del actual territorio paraguayo. Otra de las medidas fue la organización de campañas militares para tomar el control de los territorios ocupados por los indígenas y disponer de esas tierras para la producción agropecuaria. Las dos más importantes fueron la conquista de la pampa y la Patagonia en 1879 (antiguamente denominada Conquista del Desierto) y la conquista del Chaco en 1884.
La primera se realizó en varias etapas y terminó con la apropiación de esas tierras por parte del gobierno nacional y la muerte o servidumbre de miles de indígenas. Las tierras fueron repartidas entre algunos militares y también fueron entregadas por muy poco dinero a familias acaudaladas y terratenientes. Esto generó una fuerte concentración de la tierra.
Territorios nacionales.
Las nuevas zonas incorporadas al territorio argentino conformaron territorios nacionales, unidades administrativas dependientes del Estado federal. En 1884, se establecieron los límites de nueve de ellos: Chaco, Chubut, Formosa, La Pampa, Misiones, Neuquén, Río Negro, Santa Cruz y Tierra del Fuego. Posteriormente, en 1900, se creó el de los Andes, que luego se dividió entre las provincias de Catamarca, Jujuy y Salta. Las autoridades de estos territorios estaban designadas por el Gobierno nacional, y estos pasaban a ser considerados provincias cuando superaban los 60.000 habitantes.
La consolidación del territorio argentino.
Desde la segunda mitad del siglo xix hasta las primeras décadas del siglo xx, la región pampeana experimentó un desarrollo económico y poblacional muy importante. Al finalizar el período agroexportador, la etapa de la industrialización por sustitución de importaciones profundizó esa tendencia y se generó el desarrollo del frente fluvial industrial,
Nueva organización territorial.
Durante la formación del Estado argentino, el mercado mundial estaba dividido entre grandes potencias industriales, como Inglaterra, Alemania y los Estados Unidos, y países proveedores de productos primarios y materias primas, como los países de América Latina. En este contexto, la Argentina, y fundamentalmente la región pampeana, fue valorada por los capitales financieros de las principales potencias como un territorio con óptimas condiciones naturales para la provisión de alimentos.
De este modo, en las extensas llanuras, se incorporó la última tecnología en maquinaria agrícola, se fomentó la inmigración europea para realizar las labores del campo y se desarrolló una extensa red de ferrocarriles para trasladar la producción de los campos a los puertos, fundamentalmente, el de Buenos Aires y el de Rosario. Al mismo tiempo, las provincias del Interior, sobre todo, las del noroeste, continuaron con su estancamiento económico. Estas características económicas, sociales y territoriales se mantuvieron estables hasta las primeras décadas del siglo XX y conformaron el denominado modelo agroexportador.
Cambios demográficos y sociales.
Durante este período, se produjo un acelerado proceso de urbanización. Los ferrocarriles y la inmigración europea (principalmente, italianos y españoles) fueron factores que aceleraron el crecimiento de las ciudades, fundamentalmente, las portuarias y aquellas vinculadas a las actividades agropecuarias. De esta forma, se profundizó el desequilibrio económico y poblacional entre la región pampeana y el resto del país.
Cambios en la infraestructura.
En la etapa agroexportadora, la infraestructura que se incorporó a partir de las inversiones extranjeras fue un elemento esencial para la organización del territorio. La gran mayoría de los capitales se destinaron al desarrollo de la red de ferrocarril, a la modernización de los puertos, a la incorporación de maquinaria agrícola y al tendido del telégrafo, un elemento importante para la comunicación. El ferrocarril se estructuró en forma radial, con eje en Buenos Aires, desde donde salían distintas líneas hacia las capitales provinciales o hacia otras zonas productivas. El Estado, además, fomentó la construcción de ramales poco rentables, lo que posibilitó conectar territorios lejanos.
Modelo de sustitución de importaciones.
Entre 1929 y 1930, en los principales países capitalistas del mundo se produjo una grave crisis económica. Esta situación generó una ruptura del comercio internacional, lo que imposibilitó a la Argentina vender sus materias primas. En consecuencia, no se conseguían las divisas necesarias para la compra de bienes industriales. Para resolver este problema, el país adoptó políticas tendientes a promover una industria nacional consolidada y autosuficiente, beneficiando la producción local de bienes que reemplazaran los productos importados. Por este motivo, este modelo de desarrollo económico pasó a ser conocido como industrialización por sustitución de importaciones. De esta forma, se desarrollaron diversas industrias. Las que más crecieron fueron las de alimentos, bebidas y textiles, y luego, a partir de la ampliación del mercado interno, las industrias metalúrgicas, siderúrgicas y de combustibles.
Cambios en el territorio.
La fase de sustitución de importaciones profundizó las desigualdades económicas y demográficas que ya existían desde las etapas previas. En primer lugar, por la desaceleración de la actividad agropecuaria, junto a la mecanización de las tareas rurales, aumentó el desempleo en el campo, lo que provocó la migración desde las áreas rurales a las áreas urbanas. En segundo lugar, se debió a que se privilegiaron solo algunos espacios para instalar industrias: principalmente, en Buenos Aires y, en menor medida, en Rosario, Córdoba, Mendoza y Tucumán. Paulatinamente, se fue conformando, alrededor de las principales ciudades pampeanas, el cinturón industrial o frente fluvial industrial, desde el norte de Rosario hasta el sur de la ciudad de La Plata.
Rol del Estado.
El Estado jugó un papel fundamental para la industrialización del país ya que favoreció la instalación de nuevas industrias y el fortalecimiento de las existentes. Algunas de las políticas industriales consistieron en otorgar créditos a bajo interés para que los empresarios pudieran adquirir maquinaria, e implementar beneficios impositivos (reducción de tasas e impuestos). También se aplicaron políticas de desarrollo social; por ejemplo, la sanción de leyes laborales que contemplaban el salario mínimo de los empleados. En relación con el territorio, se fomentó el transporte de cargas y de pasajeros para integrar el interior del país con los mercados pampeanos. Además, en la década de 1950, la mayoría de los territorios nacionales superaron los 60.000 habitantes, por lo que pasaron a ser provincias, menos Tierra del Fuego, que lo hizo en 1991.