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TRABAJOS PRÁCTICOS

UNIDAD 4.

"El trabajo y la calidad de vida"

Textos para resolver las ACTIVIDADES que están debajo:

Tercer Año

EL TRABAJO.

El trabajo consiste en la realización de ciertas tareas por las cuales se percibe una remuneración. Disponer del trabajo es fundamental para disponer de una buena calidad de vida, ya que los ingresos obtenidos permiten satisfacer múltiples necesidades. Cuando una familia no llega a cubrir sus necesidades, se la considera pobre. Medir la pobreza: Medir la pobreza permite identificar los sectores más vulnerables de la sociedad.

El mercado laboral

El trabajo se refiere a las tareas desarrolladas por las personas para producir bienes y brindar servicios, por el que reciben un pago. La remuneración posibilita la satisfacción tanto de las necesidades básicas como de otras importantes para el desarrollo de las personas.

Mercado de trabajo

Existen diferentes abordajes y definiciones del concepto de trabajo, según la disciplina que lo estudia (antropología, sociología, psicología, etc.). Sin embargo, el sentido que se le atribuye frecuentemente es el económico. Para la economía, el trabajo es toda actividad productiva lícita por la cual se percibe una remuneración.

Cuando las personas realizan un trabajo bajo relación de dependencia (para un empleador), se dice que son empleados. Por su parte, los comerciantes, los profesionales (abogados, contadores, médicos, etc.) y las personas con diferentes oficios (plomeros, electricistas, etc.) que brindan servicios de manera independiente, se denominan trabajadores por cuenta propia.

Brindar una remuneración por las tareas realizadas implica asignar un valor cuantitativo a la tarea realizada, que debe ser en forma de dinero y puede abonarse al final de cada mes, quincena, semana o jornada de trabajo, o bien por hora. En algunos casos, la ley permite complementar la remuneración con alimentos, servicios de residencia o especies (autos, viajes, etc.); también mediante la posibilidad de obtener beneficios o ganancias (por ejemplo, cuando el empleado obtiene acciones de la empresa). En la Argentina, la remuneración complementaria no puede ser superior al 20% del total.

A la vez que los trabajadores ofrecen sus servicios o sus productos con el objetivo de tener una ganancia, existen personas u organismos que están dispuestos a pagar un determinado valor por esas prestaciones. En consecuencia, el trabajo funciona como una mercancía más, y se suele hablar de un mercado de trabajo. La cantidad y tipos de empleos, los niveles de remuneración, las condiciones laborales, etc. , definen un mercado de trabajo determinado.

Importancia del trabajo en la sociedad moderna

El empleo es, sin duda, un elemento primordial para las sociedades modernas. Esto se debe, en primer lugar, a que constituye un factor de integración social y económica. Por ejemplo, les posibilita a las familias costear la electricidad, el agua potable, el gas y otros servicios esenciales para sus viviendas y, de esta manera, satisfacer sus necesidades básicas.

Además, permite acceder a otros artículos y servicios que, si bien no son indispensables, resultan de gran importancia para la vida en sociedad, como los teléfonos celulares, los servicios de entretenimiento y los planes de asistencia médica. Todo esto contribuye, en gran medida, a tener una buena calidad de vida.

En segundo lugar, el trabajo cumple una función social muy importante, ya que contribuye al bienestar de los habitantes. Por ejemplo, habitualmente implica sociabilizar y establecer vínculos con personas de distintos lugares y que pueden tener una formación muy distinta a la propia.

También se considera que el trabajo puede resultar gratificante y brindar un sentimiento de realización personal y profesional. Por todo esto, la ONU considera al trabajo como un derecho humano fundamental, que excede el factor meramente económico, e impulsa a los Estados a que regulen la actividad laboral dentro de su jurisdicción.

Las condiciones de trabajo en la Argentina

 Existen distintas fuentes de información para analizar el mercado de trabajo en el país. Algunos de los indicadores más importantes son la tasa de desocupación y la de empleo. También se estudian aspectos sobre la calidad del trabajo.

Estadísticas de trabajo

Las estadísticas son fundamentales para conocer las características del mercado de trabajo, y permiten detectar problemáticas o áreas para mejorar. Las principales fuentes de información son las siguientes:

-Censo Nacional de Población y Vivienda. Abarca aspectos muy variados y se suele hacer cada diez años.

-Encuesta Permanente de Hogares (EPH). Se realiza de forma continua en los 31 centros urbanos más importantes del país, y sus datos se publican cada 3 meses.

-Encuesta Anual de Hogares Urbanos (EAHU). Se desarrolla todos los años entre julio y septiembre. Esta encuesta es muy importante, ya que, además de recabar información de las 31 ciudades mediante la EPH, considera la totalidad de los centros urbanos restantes.

Población económicamente activa

La población económicamente activa (PEA) es el conjunto de personas que están en condiciones de trabajar, ya sea que tengan trabajo (ocupados) o que lo estén buscando activamente (desocupados). De acuerdo con los estándares internacionales, el Indec considera que la PEA abarca las personas desde los 10 años o más.

Para estimar el desempleo, la EPH establece que desocupadas son aquellas personas que no trabajaron en la última semana (antes de ser encuestadas), pero que, en los últimos 30 días, llevaron a cabo alguna acción para conseguir empleo; por ejemplo, mandar currículum, responder avisos de internet o consultar a conocidos. La tasa de desocupación indica el porcentaje de población desocupada sobre el total de la PEA.

En cambio, se consideran ocupadas a las personas que, en la última semana, trabajaron por lo menos una hora, o bien aquellas que se encuentran de licencia o con alguna enfermedad o que fueron suspendidas de su trabajo por menos de un mes.

A diferencia de la tasa de desocupación, la tasa de empleo se expresa sobre la población total del país. Esto se hace para establecer cuántos habitantes efectivamente reciben algún tipo de salario.

La PEA excluye a un segmento de la sociedad bastante grande: por un lado, a los menos de 10 años,y, por otro, a todos aquellos que no tienen trabajo, pero tampoco lo buscan en forma sistemática. Este grupo conforma la población económicamente inactiva (PEI).

Algunos casos habituales que cuadran dentro de esta categoría son los estudiantes que se mantienen con los ingresos de sus padres, la categoría de amas de casa (mujeres y hombres que se dedican exclusivamente al cuidado y mantenimiento de su hogar), los rentistas (aquellos que viven del cobro de alquileres) y aquellos que subsisten por medio de jubilaciones, pensiones, asignaciones o subsidios (por ejemplo, de discapacidad). También pertenecen a la PEI aquellas personas excluidas, que se encuentran en situación de miseria y marginalidad extremas, que se ven imposibilitadas de buscar empleo

Subocupación y sobreocupación

Dentro del grupo de los ocupados, se pueden distinguir tres categorías:

-Ocupados no demandantes ni disponibles. Son aquellos que ya tienen trabajo, y no tienen intenciones de cambiar de ocupación, ya sea porque se encuentran satisfechos con su trabajo actual, o bien porque consideran que no podrán conseguir el trabajo que desean.

-Ocupados no demandantes disponibles. Son aquellos que no están buscando activamente cambiar de empleo, pero que están abiertos a la posibilidad de hacerlo. Este segmento incluye a los subocupados no demandantes, que son aquellos que trabajan menos de 35 horas semanales y están dispuestos a trabajar más horas, pero no se encuentran en una búsqueda activa.

-Ocupados demandantes. Son aquellos que están buscando un nuevo trabajo. Este grupo también contempla a los subocupados demandantes, aquellos que trabajan menos de 35 horas semanales y buscan una ocupación complementaria.

La subocupación se da cuando las personas trabajan menos de la cantidad de las horas deseadas. Además de esta categoría, la EPH contabiliza la sobreocupación: las personas que se ven obligadas a trabajar más de 45 horas por semana para satisfacer sus necesidades básicas. Por ejemplo, los conductores de taxis, que muchas veces tienen jornadas de trabajo de 13 horas o más al día.

Desempleo y precarización laboral

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) considera que un empleo decente, o típico, es aquel que se caracteriza por brindar seguridad y estabilidad al empleado. Esto implica, por lo general, que el plazo de la relación laboral es indeterminado, se reconoce un solo empleador directo, se respeta la jornada laboral completa y el empleado se encuentra debidamente registrado.

Desde la década de 1980, con la idea de brindar mayor eficiencia al mercado laboral, en la mayoría de los países se empezaron a implementar distintas políticas que flexibilizaron las normativas vigentes sobre los contratos de trabajo y las obligaciones de los empleadores.

En este contexto, surgieron múltiples mecanismos de contrastación atípicos que pasaron a constituir formas de empleo precario.

Algunos ejemplos comunes son el trabajo “en negro” (no registrado), ciertas formas de trabajo a domicilio, algunos contratos de duración predeterminada o de tipo eventual, los sistemas de pasantías estudiantiles poco regulados y la contratación a través de agencias de empleo temporal. Otro caso habitual de precarización laboral es la subcontratación: cuando se trabaja para una empresa que realiza tareas para otra compañía u organismo (en lugar de trabajar directamente para el destinatario final). En estos ejemplos, el trabajador se enfrenta a situaciones de gran vulnerabilidad y/o imprevisibilidad.

La precariedad laboral es un fenómeno cada vez más recurrente en los mercados de trabajo con una alta tasa de desocupación, e influye fuertemente en la posición socioeconómica de las personas.

La medición de la pobreza en la Argentina

e considera pobres a quienes sufren carencias de productos o servicios esenciales. En la Argentina, la pobreza se mide, en primer lugar, tomando el ingreso de las familias, lo que permite detectar a los llamados nuevos pobres; y, en segundo lugar, considerando su capacidad de satisfacer necesidades básicas, lo que posibilita identificar a los denominados pobres estructurales.

Pobres e indigentes

Aquellas personas que debido a su delicada situación económica no llegan a cubrir sus necesidades esenciales (ropa, alimentos, etc.) son consideradas pobres. La pobreza se puede registrar de distintas maneras según el aspecto que se busque analizar.

En la Argentina, la pobreza se mide mediante el uso de parámetros de ingresos económicos. Estos se determinan sobre la base del valor monetario de la canasta básica total (CBT), que incluye los insumos indicados en la canasta básica alimentaria (CBA), y otros bienes y servicios no alimentarios, como la salud, la educación, el transporte y la vestimenta.

Cuando los ingresos de una familia no alcanzan para cubrir el costo de la CBT, se dice que está debajo de la línea de pobreza; y si son insuficientes incluso para cubrir la CBA, está por debajo de la línea de indigencia, que es una situación aún más precaria.

Cálculo de la canasta básica

Para obtener el valor de la CBA, primero, se realiza un listado de los alimentos esenciales a los que debe acceder una familia para satisfacer sus necesidades energéticas mínimas; esto incluye lácteos, carnes, pastas, verduras, cereales, etc.

Sin embargo, las necesidades nutricionales de cada persona son diferentes; por ejemplo, un bebé no consume la misma cantidad de comida que un adolescente ni que una mujer adulta. Por este motivo, se establece un valor estimativo, tomando como referencia las edades de los integrantes del grupo familiar.

Así, por ejemplo, si una familia está compuesta por ambos padres y cuatro hijos de entre 12 y 17 años, sus necesidades nutricionales serán más altas que las de una familia conformada por un adulto mayor (70 años, aproximadamente), y dos bebés. Esto, a su vez, se traduce en valores de CBA diferentes.

Para calcular la CBT, además, se realiza una estimación de los servicios básicos que requiere una familia, en función de la cantidad de integrantes, y se opera de la misma forma que para la canasta alimentaria. Así, si un grupo familiar está formado por tres personas adultas, los requerimientos de agua potable, electricidad y gas natural, entre otros, serán más reducidos que los de una familia compuesta por siete miembros.

Finalmente, se calcula el valor en dinero que representan esos consumos. Esto se logra gracias al índice de precios al consumidor (IPC), que consiste en un listado de los precios que tienen, en promedio, 440 bienes y servicios básicos. Este valor se multiplica por el nivel de consumo estimado para una familia.

En los periódicos y organismos oficiales, para dar valores fáciles de comprender, se suele hablar del valor de la CBT y CBA para una familia tipo, que está compuesta por un padre, una madre y dos hijos pequeños.

Pobreza estructural

Los pobres por ingresos, también denominados nuevos pobres, son personas que tradicionalmente no eran pobres, pero que por alguna circunstancia se encuentran actualmente en una situación de necesidad. Igualmente, pese a sus bajos ingresos, pueden revertir su situación al reinsertarse en el mercado laboral, a la vez que conservan, por ejemplo, su nivel de educación o incluso bienes, como una vivienda con los servicios básicos cubiertos.

En cambio, los pobres estructurales son aquellos que nacieron en una familia con varias generaciones en situación de pobreza, y, por tanto, revertir las carencias y acceder a una mejor calidad de vida se hace aún más complejo.

A diferencia de los pobres por ingresos, que se pueden medir utilizando las líneas de pobreza e indigencia, los pobres estructurales se deben registrar de un modo que represente su delicada situación socioeconómica. Para ello, se registran las necesidades básicas insatisfechas (NBI), en los hogares. Así, se considera que son pobres los hogares donde se cumple, por lo menos, algunas de las siguientes condiciones:

 -Hacinamiento: las personas que habitan una vivienda con más de tres personas por habitación se consideran pobres por hacinamiento.

-Viviendas inconvenientes. Son viviendas con serias deficiencias en los materiales del techo y del piso, y una pésima procedencia y provisión del agua que consumen sus habitantes.

-Condiciones sanitarias. Una vivienda presenta malas condiciones sanitarias cuando no cuenta con un baño.

-Asistencia escolar. Los hogares en los que habitan niños en edad escolar que no asisten a la escuela.

-Incapacidad de subsistencia. Son aquellos hogares en los cuales hay cuatro personas que dependen de cada miembro ocupado, o cuando el jefe de familia no ha completado el segundo grado de la escuela primaria.

En la Argentina, la mayor cantidad de hogares con NBI se registra en el Noroeste y Noreste, aunque también se registran valores altos en el Gran Buenos Aires y en algunos sectores de la Patagonia.

La calidad de vida

La calidad de vida se relaciona con el bienestar de la población. Se trata de un concepto más amplio que el de las condiciones de vida porque incluye  otros elementos que van más allá de las variables económicas como las necesidades básicas. Al ser un concepto con mayor complejidad y que abarca varias dimensiones, es difícil de medir. Por eso, diferentes instituciones desarrollaron su propio índice para la medición de la calidad de vida.

Bienestar de la población

Las condiciones de vida hacen referencia a la posibilidad de cubrir las necesidades básicas que tiene la población: la alimentación, la salud, la vivienda digna, el abrigo, etc. Este concepto es muy útil para conocer las características de la población, pero es relativamente limitado ya que no contempla otros factores que hacen al bienestar de la población. Por este motivo, se empezó a hablar de calidad de vida, un concepto más amplio y complejo.

La calidad de vida, además de las necesidades indispensables para vivir, contempla elementos fundamentales para el desarrollo individual y social de las personas; por ejemplo, la posibilidad de vivir en un ambiente sano, el acceso a la justicia, la libertad y la seguridad, la disponibilidad de los medios de transporte adecuados, la presencia de espacios verdes suficientes, la disponibilidad de centros de entretenimiento, etc.

El concepto de calidad de vida, es muy amplio y complejo, por lo que, para medirlo, implica tomar en cuenta muchas variables. Los elementos que hacen a la calidad de vida son difíciles de medir en los censos y encuestas, por lo que, a veces, se recurre a métodos más indirectos.

Además, se pueden abordar mediante criterios muy variados, según los objetivos de estudio. En consecuencia, existen indicadores elaborados por diferentes organismos.

Uno de los índices más utilizados es el Índice de Desarrollo Humano (IDH), que fue elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), perteneciente a la ONU.

También hay otras formas de medición. Un ejemplo de nuestro país es el índice que diseñó un grupo de investigadores de la Universidad Nacional del Centro (Unicen), en Tandil, que mide las condiciones ambientales, la cercanía a espacios verdes o recreativos, y los niveles de inseguridad, entre otros elementos.

Índice de Desarrollo Humano

Para poder realizar mediciones de pobreza y de calidad de vida en todos los países, las Naciones Unidas necesitaban un índice global. Para ello, diseñaron el Índice de Desarrollo Humano (IDH). Este tiene en cuenta tres dimensiones: la salud, la educación y la economía, cada una con sus propios indicadores. Combinados, estos conforman el índice final. Este enfoque es muy útil porque se trata de una medición del desarrollo que no considera exclusivamente la pobreza.

-Salud. Se evalúa según la esperanza de vida al nacer y la tasa de mortalidad al nacer (número de recién nacidos que mueren antes de alcanzar los 28 días de edad, por cada 1.000 nacidos vivos en un año determinado).

-Educación. Tiene en cuenta los índices de alfabetización de adultos (porcentaje de la población adulta que sabe leer o escribir) y de la matriculación de alumnos en los niveles primario, secundario y terciario.

-Economía. Se evalúa según los índices de producto bruto interno, de empleo y de desempleo.

Los valores del IDH oscilan entre 0 y 1. A medida que el valor se acerque a , el nivel de desarrollo humano estará más cerca del óptimo. Los países o regiones que presentan entre  0.8 y 1 tienen un muy alto nivel de desarrollo; los que tienen entre 9,5 y 9,8, cuentan con un desarrollo medio y los que se encuentran debajo de 0,5, un desarrollo bajo.

En 2017, el IDH de la Argentina era de 0,827 y ocupaba el puesto 45 en todo el mundo. Por lo tanto, el país se ubicó en un nivel de desarrollo socioeconómico alto. Sin embargo, al ser un promedio, el índice no muestra las desigualdades internas entre las diferentes provincias y regiones. Por ejemplo, las provincias con menos desarrollo humano son Formosa, Santiago del Estero y el Chaco, seguidas por Misiones, Jujuy, Corrientes, San Juan y San Luis. En contraste, la Ciudad de Buenos Aires y las provincias patagónicas mostraban el IDH más elevado del país, con la mejor educación, salud y esperanza de vida.

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