El Profe Droghi
De Geografía.
TRABAJOS PRÁCTICOS
UNIDAD 4.
"La población de Argentina"
Textos para resolver las ACTIVIDADES que están debajo:
LA COMPOSICIÓN DE LA POBLACIÓN.
Una característica fundamental de la población es su composición por edad y sexo. Su estudio permite priorizar las necesidades de las personas y planificar la provisión de los servicios necesarios.
Composición por edad
Las poblaciones pueden ser jóvenes o envejecidas (o en proceso de serlo). Las primeras presentan una proporción de niños y jóvenes muy alta en comparación con la totalidad de la población, ya que tienen una natalidad elevada (nacen muchos niños vivos) y la esperanza de vida es relativamente baja (las personas no viven demasiados años). Esto sucede, por ejemplo, en el Chaco y Formosa.
En cambio, en las poblaciones envejecidas predominan los adultos y adultos mayores (personas con más de 65 años), a causa de que tienen una baja fecundidad y una alta esperanza de vida. Este fenómeno es común en las grandes ciudades, donde es más fácil acceder a diversos servicios. aumenta la proporción de adultos y adultos mayores sobre el total de la población, se considera que hay un envejecimiento de la población.
El conocimiento de la estructura por edad de la población es fundamental para los gobiernos, ya que les permite asignar los recursos públicos de manera más eficiente. Por ejemplo, para asegurar la presencia de escuelas y guarderías suficientes destinadas a poblaciones muy jóvenes, o asignarles importantes recursos a la salud y al sistema de previsión social (jubilaciones y pensiones) para las poblaciones envejecidas.
Composición por sexo
La composición por sexo de una sociedad se obtiene mediante el índice de masculinidad. Este se calcula dividiendo la cantidad de hombres sobre la de mujeres y multiplicando ese resultado por 100. En el censo de 2001, este índice era de 94,6%; y en el censo de 2010, fue de 94,8%. Esto significa que en la Argentina hay más mujeres que hombres. Entre las causas se encuentran un descenso en la cantidad de inmigrantes (que eran mayormente varones) y un aumento en la esperanza de vida de las mujeres. En casi todas las provincias la cantidad de mujeres supera la de varones, excepto en Tierra del Fuego, Santa Cruz y el Chubut.
Las fuentes estadísticas
Las principales fuentes estadísticas son los censos nacionales y las encuestas. El censo de población es el recuento de todas las personas que viven en un país en un momento determinado. En la Argentina, los censos nacionales también registran cuestiones sobre: viviendas, calidad de vida y otros factores socioeconómicos. Se realizan mediante entrevistas a la totalidad de la población, a partir de cuestionarios sobre la edad, sexo, ocupación, nivel de escolaridad, miembros de la familia.
El primer censo en el país se realizó en 1869. Durante el siglo XX, se hicieron cada vez más específicos y se incorporaron nuevos temas. Para poder comparar la información recabada se estableció un período de diez años entre un censo y otro, plazo suficiente para registrar cambios notorios en la población.
En Argentina, el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos se encarga de organizar y ejecutar los censos. Para organizar mejor el operativo, esta institución divide el territorio del país en partes más pequeñas, denominadas unidades geoestadísticas. La mayor unidad es la provincia; esta se divide en departamentos, que, a su vez, se divide en fracciones y radios. Los radios son las unidades de menor tamaño, por lo que muestran información con alto nivel de detalle. En los períodos intercensales (cuando no se llevan a cabo censos), se realizan encuestas que intentan obtener datos más específicos que los censos. La más importante es la encuesta permanente de hogares, que releva diversas características socioeconómicas y sociodemográficas. Esta encuesta se realiza trimestralmente en 31 aglomerados urbanos del país y en algunas áreas rurales.
La dinámica demográfica
La población de un territorio aumenta como consecuencia de dos procesos: el crecimiento natural o vegetativo y el saldo migratorio positivo. Ambos tienen consecuencias en las características sociales de la población.
El crecimiento poblacional
En 2017, la Argentina contaba según estimaciones del INDEC, con 44.044.811 habitantes. En 2001, la población era de poco más de 36 millones mientras que, en 2010, el censo contabilizó 40.117.096. De esta manera, se confirma que la población del país ha tenido un incremento sostenido en las últimas décadas. Sin embargo, no siempre tuvo el mismo ritmo; hubo períodos en que el número de personas creció mucho y otros en que fue menos notoria. Entre 2010 y 2017 el crecimiento fue algo lento, ya que sólo aumentó alrededor de 4 millones de personas en siete años.
La población aumenta por el crecimiento natural o vegetativo y por el saldo migratorio positivo. El primero representa la diferencia entre el número de nacimientos y el de muertes durante un período determinado, mientras que el segundo es el resultado entre la diferencia entre el número de inmigrantes y emigrantes.
En las últimas décadas del siglo XIX y el siglo XX el crecimiento del país se debió fundamentalmente a la inmigración masiva, principalmente europea. En cambio, durante la segunda mitad del siglo XX y el siglo XXI, el aumento poblacional ha sido resultado del crecimiento vegetativo.
Natalidad y fecundidad
Para medir la natalidad (la cantidad de nacimientos), se utiliza la tasa de natalidad, que representa la cantidad de niños nacidos vivos cada mil habitantes. En un determinado lugar y a lo largo de un año. En 2015, la tasa de natalidad en la Argentina fue de 17,3 por mil habitantes. Esto significa que por cada mil habitantes del país de cualquier edad, nacieron 17,3 niños vivos.
Esta tasa se relaciona con otro indicador demográfico, el índice de fecundidad, que estima la cantidad de hijos que, en promedio, tendría una mujer en su edad reproductiva (entre los 15 y 44 aproximadamente). En 2017 el índice de fecundidad en el país era de 2,3 hijos por mujer. Esto quiere decir que se esperaba que una mujer tuviera entre 2 y 3 hijos.
Sin embargo, este dato varía mucho entre las jurisdicciones. En general, en las grandes ciudades, el índice de fecundidad es más bajo que en los espacios rurales. Esto se debe a que los niveles educativos suelen ser más altos y a que hay un mayor acceso a los métodos anticonceptivos. En los espacios rurales, por su parte, las familias suelen tener más hijos, que, muchas veces, colaboran con las tareas laborales y domésticas.
La mortalidad y la esperanza de vida al nacer
Para medir la mortalidad (la cantidad de muertes), se utiliza la tasa de mortalidad que representa la cantidad de muertes cada mil habitantes, en un determinado lugar y a lo largo de un año. Una elevada mortalidad se puede deber a factores biológicos (por ejemplo, si hay muchas personas de avanzada edad) y socioeconómicos (mala alimentación, dificultad para acceder a servicios de salud, malas condiciones habitacionales, etc.). En 2015, la tasa de mortalidad en el país era de 7,6 por mil, esto quiere decir que cada mil habitantes, se mueren 7,6 personas. De todos modos, en este indicador también existen varias variaciones regionales.
La mortalidad se relaciona con la esperanza de vida al nacer, que es la cantidad de años que se espera que viva una persona si se mantiene las condiciones del lugar en donde nace. A medida que surgen nuevos avances científicos y mejora la calidad de vida, los habitantes tienen una esperanza de vida mayor. En 2015, la esperanza de vida en la Argentina era de 76,3 años.
El saldo migratorio
Las migraciones implican el traspaso de un límite territorial administrativo con la intención de cambiar el lugar de residencia. La llegada de inmigrantes no sólo influye en la cantidad de población, sino también en otros índices, el de natalidad. Frecuentemente, los inmigrantes son jóvenes y están en edad reproductiva, por lo que tienen hijos en el país.
La transición demográfica
Para estudiar el crecimiento de una población, se utiliza el modelo de transición demográfica, un esquema pensado para estudiar los cambios demográficos en las sociedades occidentales a partir del proceso de industrialización. Consta de cuatro etapas:
-Estado inicial: los índices de natalidad y mortalidad son altos, por lo que la cantidad de población se mantiene estable y el crecimiento poblacional es bajo.
-Primera etapa de transición: debido a los avances en la medicina y en otros campos de conocimiento, la mortalidad empieza a descender. En consecuencia, la población crece de forma rápida.
-Segunda etapa de transición: a causa de la disminución de la mortalidad, la natalidad también empieza a bajar. Antes, las familias necesitaban tener varios hijos porque era probable que algunos de éstos murieran, pero ahora esto no es necesario. Además, se desarrollan nuevos métodos de planificación familiar.
-Estadío final: la cantidad de nacimientos y muertes se estabiliza en valores muchos más bajos que los iniciales y el crecimiento poblacional vuelve a ser bajo.
Argentina presenta una transición demográfica avanzada, se encuentra en el estadio final. Sin embargo, hay grandes variaciones a nivel provincial y local. Por lo general, en las grandes ciudades y en las provincias con buena calidad de vida, la transición suele ser bastante avanzada, mientras que en los espacios rurales y las provincias con mala calidad de vida, se encuentran en las fases iniciales.
Pirámides de población
Las pirámides de población o pirámides poblacionales son gráficos que representan la composición de una población por edad y por sexo.
Cada escalón corresponde a un grupo de edad. Los grupos de menor edad se ubican en la base de la pirámide, mientras que los grupos de jóvenes y adultos (entre 15 y 64 años) se ubican en el centro y los adultos mayores (más de 65 años), en la parte superior.
En la mayoría de las pirámides se representa a los varones a la izquierda del gráfico y a las mujeres, a la derecha.
Algunas pirámides incluyen datos adicionales, como la procedencia de los inmigrantes.
Analizar las pirámides de población permite tener una noción de estructura de la población, y cómo será su comportamiento demográfico en el futuro. Por ejemplo, si la base es ancha (hay muchos niños), en el futuro habrá más gente adulta en edad reproductiva, por lo que se podría esperar un aumento en la natalidad.
Del mismo modo, si los escalones centrales son anchos, en el futuro habrá más población anciana, por lo que se deben prever los recursos que se tendrán que destinar a las jubilaciones y pensiones, a la salud, etc.
Tipos de pirámides poblacionales
Las pirámides progresivas (o expansivas), representan poblaciones jóvenes, con altas tasas de natalidad y fecundidad. Presentan una base ancha debido a la mayor proporción de niños y jóvenes en la población. Las cúspides de las pirámides suelen ser angostas, ya que muestran altas tasas de mortalidad en la población mayor. Este tipo de pirámide era la que tenía la Argentina en el censo de 1914. En la actualidad, corresponde a provincias de población joven, como Misiones.
Las pirámides estacionarias se dan en casos de poblaciones con un crecimiento menos acelerado que el de las pirámides progresivas o expansivas. En general, se trata de sociedades con un mayor equilibrio en todas las edades debido a los descensos en las tasas de natalidad y mortalidad. La Argentina presenta este tipo de pirámide.
Las pirámides regresivas evidencian poblaciones envejecidas. Muestran una base angosta, como consecuencia de la disminución en la natalidad y la fecundidad; y un mayor porcentaje de adultos y mayores, producto de la mayor esperanza de vida y de la disminución de la mortalidad. Este tipo de pirámide corresponde a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) en la actualidad, aunque esta jurisdicción también tiene rasgos de las pirámides progresivas.
La distribución poblacional en Argentina
La población argentina se distribuye de manera despareja a lo largo del territorio nacional. Esta distribución es el resultado de las distintas etapas del poblamiento y de factores políticos, económicos y ambientales.
Distribución de la población
Existen distintos factores que influyen en la forma en que la población se distribuye por el territorio argentino.
Entre los factores físicos, se pueden mencionar la disponibilidad de agua, el relieve relativamente llano, el clima moderado y la presencia de suelos fértiles como elementos que favorecen la instalación humana. Así, usualmente, las áreas costeras, los valles y los alrededores de los principales ríos de la llanura son las zonas más pobladas. Esto se relaciona con la posibilidad de proveerse de recursos y servicios necesarios, así como de acceder a ciertas comodidades. Por ejemplo, el río Negro, en la Patagonia, aporta fertilidad a los suelos, por lo que allí se desarrolla el cultivo de hortalizas y se ubican los principales centros urbanos de la provincia homónima.
Los factores humanos se relacionan con las características culturales, políticas, económicas e históricas de cada lugar.
Muchas ciudades más grandes del país son bastantes antiguas: se fundaron durante la época colonial o en los años siguientes y continuaron siendo los principales centros de poder a nivel nacional o regional (algunas de ellas incluso son las capitales provinciales).
En muchos casos, la oferta de puestos de trabajo en actividades económicas (ya sean agropecuarias o industriales) atrae a gran cantidad de personas que no consiguen empleo en su localidad de origen.
A su vez, las actividades económicas generan puestos de trabajo en forma indirecta (por ejemplo, cuando se abren escuelas para los hijos de los trabajadores).
La oferta de servicios en las grandes ciudades, como la presencia de universidades prestigiosas, centros médicos y una gran variedad de actividades culturales, es otro factor que empuja a las personas a migrar hacia otras localidades o hacia otros países.
Por último, también influye la disponibilidad de infraestructura de transporte, comunicaciones y servicios básicos; por ejemplo, la apertura de ramales de ferrocarril o la creación de rutas pavimentadas incentivan la instalación de personas.
Densidad poblacional
El indicador más utilizado para analizar la distribución de la población es la densidad poblacional. Este se obtiene dividiendo la cantidad total de habitantes sobre la superficie en la que residen, y se expresa en habitantes por kilómetro cuadrados (hab./km2).
Se trata de una medida estimativa de la cantidad de población que habita en un sector determinado, y resulta útil para comparar sectores de distinta superficie. Por ejemplo, no es lo mismo decir que hay 1000 habitantes en un departamento de 25 km2 que en uno de 50 km2, en el primero, hay mayor densidad poblacional. Esto se puede ver empleando la densidad poblacional: en el primer departamento la densidad es de 40 hab./km2, mientras que en el segundo es de 20 ha./km2.
Sin embargo, se pueden observar grandes diferencias dentro de una misma unidad territorial. Por ejemplo, en una provincia la densidad poblacional puede ser de 30 hab./km2, pero hay sectores urbanos en los que la densidad asciende a 200 hab./km2 y, en espacios rurales, es de 5 hab./km2.
Según el censo nacional de 2010, la densidad en la Argentina es de 14,4 hab./km2. Sin embargo, este indicador varía mucho entre las provincias. El valor más alto se registra en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, donde viven alrededor de 15.000 hab./km2, mientras que el índice más bajo pertenece a la provincia de Santa Cruz, con 1,1 hab./km2, seguida por La Pampa y el Chubut, ambas con 2,2 hab./km2.
Provincias y población
Estadísticamente, siete de cada diez habitantes argentinos viven en seis provincias: Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos, Mendoza, Tucumán y Buenos Aires, que concentra el 40 % de la población total del país. Las primeras cuatro consolidaron su peso demográfico desde las últimas décadas del siglo XIX, a partir del modelo agroexportador, y durante el siglo XX, a partir del proceso de industrialización. Sin embargo, en las últimas décadas, su crecimiento ha sido menor.
En general, las regiones extrapampeanas tienen un porcentaje poblacional muy bajo respecto del total del país. Las provincias patagónicas, por su parte, si bien presentan poca población, han aumentado de modo significativo su peso relativo en el total del país.