El Profe Droghi
De Geografía.
TRABAJOS PRÁCTICOS
UNIDAD 4.
"El espacio urbano y rural en Argentina."
Textos para resolver las ACTIVIDADES que están debajo:
EL ESPACIO URBANO DE ARGENTINA.
En la Argentina, alrededor de 9 de cada 10 habitantes residen en ciudades, lo cual indica que se trata de un país marcadamente urbanizado. De todos modos, hay una cantidad considerable de población rural y los espacios rurales mantienen un rol central para el país, debido a que la economía nacional está fuertemente orientada a la producción de materias primas de origen agropecuario.
Lo urbano y lo rural
La población de la Argentina está distribuida de forma heterogénea por territorio nacional, habitando los espacios urbanos y los espacios rurales. La zona de transición entre estos espacios se denomina espacio periurbano.
Distinciones entre espacios urbanos y rurales
Cuando las personas imaginan un espacio urbano, frecuentemente, piensan en edificios altos, avenidas anchas, centros comerciales, gran cantidad de personas y embotellamientos, entre otros elementos distintivos de las grandes ciudades. Por el contrario, la imagen de un espacio rural es la de un extenso prado, con animales pastando, donde la cantidad de personas es baja.
Sin embargo, no siempre es así. Por ejemplo, hay ciudades pequeñas, donde la población está poca concentrada y no existen edificios tan altos ni avenidas tan anchas. Del mismo modo, los espacios rurales pueden distar mucho de aquella granja con extensos prados; por ejemplo, en los espacios rurales suele haber explotaciones mineras y petroleras.
Para distinguir lo urbano de lo rural, el Indec emplea un criterio estadístico: se establece un parámetro numérico de 2.000 habitantes, a partir del cual un asentamiento pasa a ser considerado urbano. Este criterio permite comparar los centros urbanos de todo el país y evaluar cuántas personas viven en los espacios urbanos.
No obstante, el valor tomado no deja de ser arbitrario.
El criterio morfológico toma en cuenta el aspecto físico observable de cada espacio. Así, los espacios urbanos se caracterizan por la elevada concentración de construcciones, que se encuentran organizadas dentro de una planta urbana conectada por calles y avenidas, y que está provista de una infraestructura básica de servicios (electricidad, gas, agua y telefonía). En cambio, los espacios rurales presentan menos edificaciones, que, por lo general, son bajas y se encuentran bastante separadas entre sí, y cuentan con escasas redes de provisión de servicios.
Si se utiliza un criterio económico, se considera el tipo de actividades económicas que se realizan. En los espacios urbanos, las actividades suelen ser de tipo terciario (comercio y servicios) y, en menor medida, secundario (fundamentalmente, las industriales). En cambio, en los espacios rurales predominan las actividades primarias (agricultura, ganadería, pesca, etc.), aunque también se realizan algunas actividades secundarias, como la elaboración de harina, y terciarias, como el turismo rural.
Espacios periurbanos
El espacio periurbano es la zona de transición entre los espacios urbanos y rurales, que se observa en los alrededores de las ciudades.
Al ser transicional, presenta elementos de ambos ambientes; por ejemplo, amplios terrenos agrestes junto con infraestructura de servicios. En este espacio también hay parques industriales, campos deportivos, barrios privados y rellenos sanitarios, entre otras instalaciones. Además, se conforman cinturones verdes: franjas de huertas y quintas, cuya producción hortícola se consume en el mismo aglomerado.
El crecimiento y la consolidación de las ciudades
En el siglo XX, en la Argentina se dio un proceso de urbanización debido a la fundación de nuevos centros urbanos y a las migraciones internas. En la actualidad, aproximadamente el 90% de la población argentina es urbana. A su vez, las ciudades suelen concentrar más de una función.
Espacios urbanos y proceso de urbanización
Como se vio anteriormente, en la Argentina se consideran espacios urbanos aquellos poblados con, por lo menos, 2.000 habitantes, lo cual incluye ciudades de características y tamaños muy variados. Determinar qué localidades del país son urbanas (por oposición a aquellas de tipo rural) permite calcular el porcentaje de población urbana. Si la proporción de población urbana crece, se habla de un proceso de urbanización.
En 2001, la población urbana de la Argentina era de 32.4321.950 habitantes, mientras que en 2010, de 36.517.332. Esto significa que, en el período intercensal, la población urbana creció 12,6%.
El porcentaje de población urbana creció en todas las provincias, siendo Santa Cruz la que presentó un proceso de urbanización más marcado, con un aumento del 39,08%. Las siguientes provincias en importancia fueron Tierra del Fuego (28,07%) y el Chubut (25,03%).
Esto no significa que la población rural de estas provincias haya decrecido. Santa Cruz, de hecho, fue la provincia que experimentó el mayor crecimiento porcentual de la población rural, con una variación del 39,57%, seguida por el Chubut (3,34%) y San Luis (3,17%). Sin embargo, en la mayoría de las provincias la población rural sí disminuyó, a la vez que aumentó la urbana. Esto puede indicar un proceso de migraciones internas del campo a la ciudad.
En otros casos, el proceso de urbanización se debe a un incremento en la cantidad de inmigrantes o a un aumento en la tasa de natalidad. En algunas provincias, además, es posible que lleguen personas de otras ciudades del país, que se acercan por la oferta de oportunidades laborales o de estudio.
Etapas del proceso de urbanización en la Argentina
Desde fines del siglo XIX, el proceso de urbanización en nuestro país experimentó una gran aceleración. De hecho, durante la década de 1890, el porcentaje de población urbana no superaba el 37%, pero, para la década de 1970 (casi un siglo después), se había duplicado, y la población urbana era casi del 80%.
El crecimiento acelerado de principios del siglo XX se dio, fundamentalmente, en los principales centros urbanos del país, como Buenos Aires, Córdoba y Rosario. Estas ciudades crecieron mucho durante este período debido a la extensión del ferrocarril, que se utilizaba para trasladar la producción agropecuaria que venía del interior del país y de la región pampeana hacia el puerto de Buenos Aires. Además, estos centros recibieron la mayor parte de las primeras grandes migraciones ultramarinas, por lo que la cantidad de habitantes aumentó rápidamente.
A partir de 1930, con la implementación del modelo de sustitución de importaciones, se terminaron de consolidar los mayores centros urbanos del país. Simultáneamente, comenzaron a crecer ciudades con un marcado perfil industrial en el interior del país, como Mendoza, San Miguel de Tucumán, y Bahía Blanca, entre otras.
En las últimas décadas del siglo XX, el crecimiento urbano se dio mayormente en las ciudades medianas, en general, de 100.000 a 200.000 habitantes, gracias al crecimiento de los sectores terciario y secundario. Las ciudades grandes, por su parte, no crecieron demasiado.
En la actualidad, el porcentaje de población urbana es del 92%, lo que indica que, aproximadamente, 9 de cada 10 personas habitan en espacios urbanos.
Funciones de las ciudades
Las ciudades presentan diferentes funciones a partir de las actividades que predominan en cada una de ellas. Muchas ciudades nacen y crecen a partir de una actividad principal, pero, con el paso del tiempo van incorporando otras funciones, sobre todo, si aumenta la cantidad de población.
Existen algunas funciones propias de las ciudades que son muy comunes.
-Función administrativa. Ciudades donde predominan las actividades administrativas, como en las capitales provinciales.
-Función portuaria. Es propia de aquellas ciudades que crecieron a partir de la actividad de su puerto. Un ejemplo en la Argentina es la ciudad de Zárate (provincia de Buenos Aires).
-Función turística. Característica de las ciudades que se desarrollaron a partir de la explotación de algún recurso turístico, natural o cultural; por ejemplo, San Carlos de Bariloche (provincia de Río Negro). La presencia de un recurso turístico favorece la instalación de comercios y de servicios relacionados con la actividad, como hoteles y restaurantes.
-Función educativa. Es fundamental en ciudades como La Plata o Córdoba. Al contar con prestigiosas universidades y centros de estudio, se generan movimientos de población y el desarrollo de actividades relacionadas con la vida académica, como el esparcimiento y el arte.
Función religiosa. Es importante en ciudades con algún templo particular al que acuden muchos peregrinos. Estos movimientos poblacionales generan el aumento de la cantidad de restaurantes, hosterías y santerías. Un ejemplo de ello es la ciudad de Luján (provincia de Buenos Aires).
-Función industrial. Muchas ciudades se desarrollaron a partir de la instalación de diferentes industrias. Un ejemplo es la ciudad de Río Grande, en Tierra del Fuego, que creció a partir de los regímenes impositivos especiales para la industria desde la década de 1970.
El sistema urbano de la Argentina
Los espacios urbanos mantienen relaciones entre sí y así conforman sistemas. Por lo general, la jerarquía de las localidades dentro del sistema urbano depende de su tamaño, así como también de la complejidad y diversidad de actividades económicas que se realizan en ellas.
Sistemas de ciudades
Los espacios urbanos no se encuentran aislados, sino que se relacionan entre sí; por ejemplo, cuando los habitantes de una localidad pequeña trabajan o estudian en una ciudad más grande, o cuando una ciudad mediana contrata servicios de una consultora ubicada en la capital provincial. Además, se vinculan espacialmente a partir de una red de transporte (ferrocarriles, rutas, hidrovías, etc.) y comunicaciones.
Los centros urbanos suelen establecer vínculos más estrechos y fluidos con ciertas localidades que con otras, de acuerdo con las ventajas que pueda obtener; por ejemplo, mano de obra calificada, información, materia prima barata y acuerdos comerciales preferenciales.
Por lo general, las ciudades más grandes tienen mayor influencia sobre el área circundante porque tienen más poder político y económico, y debido a que allí residen más habitantes, que necesitan bienes y servicios de otras regiones para desarrollar sus actividades.
En consecuencia, estas ciudades mantienen lazos con muchos centros urbanos de distintos tamaños, que, a su vez, también se conectan con otras localidades. De esta forma, las ciudades son eslabones de una red compleja y dinámica, conformada por centros urbanos de distintas jerarquías. Esta red se llama sistema urbano.
La concentración en una ciudad de gran cantidad y diversidad de servicios y actividades establece, frecuentemente, su primacía urbana. Este concepto hace referencia a aquellos sistemas urbanos donde la ciudad más grande, también llamada ciudad primada, es por lo menos dos veces más grande que la siguiente en tamaño.
De esta manera, se observan grandes diferencias de jerarquía entre los centros urbanos.
Por lo general, la ciudad primada es una capital (provincial o nacional), pero esto no siempre sucede; por ejemplo, puede tratarse simplemente de una ciudad puerto o de una localidad con sedes universitarias.
Cuando la capital del país presenta una primacía exacerbada, tanto por la cantidad de población como por su peso como centro político y económico, se considera que hay una macrocefalia urbana (“cabeza urbana grande”).
Este concepto solo se aplica para las ciudades capitales, en las que predomina la función administrativa, y es un fenómeno habitual en los países latinoamericanos debido a las grandes desigualdades socioeconómicas que caracterizan a la región.
Esquema de un sistema urbano típico
Entre los distintos centros urbanos se establecen relaciones jerárquicas y puede haber complementación o competencia por posicionarse en una jerarquía mayor y establecer relaciones directas con centros urbanos más importantes. Muchas ciudades logran establecer relaciones con múltiples centros urbanos de distinta jerarquía, mientras que otros quedan bastante aislados. Por ejemplo, el centro A y el B se conectan con el centro terciario 1.1 e, indirectamente, con el centro secundario 1, pero no mantiene relaciones con otros subsistemas urbanos, como lo hace en 1.2
Sistema urbano argentino
El sistema urbano argentino se compone de una variedad de ciudades pequeñas (entre 2.000 y 49.999) habitantes, medianas (entre 50.000 y 499.999 habitantes) y grandes (más de 500.000 habitantes), que se relacionan entre sí de distintas maneras. Además, hasta el momento, solo hay una megaciudad (más de 10 millones): el Gran Buenos Aires. Esta megaciudad mantiene relaciones con todo el territorio argentino y con países vecinos.
La mayor densidad de centros urbanos se encuentra en la región pampeana, especialmente en el norte de la provincia de Buenos Aires, el sur de Entre Ríos y Santa Fe y el centro de Córdoba. Por lo general, los centros más grandes se ubican en la ribera del Río de la Plata y del Paraná. En el resto del país las localidades urbanas se encuentran más dispersas y presentan menos población.
Al igual que en muchos países de Latinoamérica, el sistema urbano nacional tiene una macrocefalia marcada, que se consolidó a lo largo de la historia desde la fundación de Buenos Aires. En 2010, el Gran Buenos Aires tenía más de 12 millones de habitantes, mientras que los aglomerados que le siguen, Córdoba y Rosario, presentaban 1.454.645 y 1.237.664, respectivamente.
Además de Córdoba y Rosario, hay otras metrópolis regionales muy importantes, como Mendoza, San Miguel de Tucumán y Mar del Plata. Estas son unas de las mayores ciudades de una región, y concentran las actividades económicas y políticas de su área de influencia. Por lo general, dentro de cada región o provincia, estas ciudades son las responsables de una primacía notoria.
Los aglomerados urbanos de la Argentina
Las áreas metropolitanas son extensos espacios urbanos que superan los límites administrativos originales y abarcan diferentes territorios. El Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) es el aglomerado urbano más grande del país, con más de 13 millones de habitantes. Su área de influencia supera los límites nacionales y forma parte de la red global de ciudades.
Ciudades en crecimiento
A medida que aumenta la población de una ciudad, el centro urbano también empieza a crecer en tamaño: aparecen edificios más altos, autopistas, túneles, ferrocarriles, etc.
También se expande horizontalmente: se construyen nuevas casas y edificios más alejados del centro, aunque se mantienen conectados; por ejemplo, las personas viajan a los lugares céntricos para trabajar.
De esta forma, es común que la mancha urbana (el espacio urbanizado) traspase los límites administrativos que separaban la ciudad de otras jurisdicciones. Cuando esto sucede, se considera que es un aglomerado urbano.
En algunos casos, los aglomerados llegan a expandirse tanto que incorporan otras localidades cercanas (no se distingue bien dónde empieza una y termina la otra), y concentran más de un millón de habitantes. Estos aglomerados urbanos de enormes extensiones se denominan metrópolis o áreas metropolitanas. Algunas de estas áreas en el mundo presentan más de 10 millones de habitantes, por lo que son megaciudades.
Las áreas metropolitanas presentan una región central, que es la ciudad principal que le da nombre al área. Esta concentra la mayor parte de las actividades terciarias (comerciales, políticas, financieras, culturales). De allí, salen las vías de transporte que la conectan con los suburbios, que son otras unidades administrativas que rodean la región central, generalmente, en forma de anillos concéntricos.
En la Argentina, las áreas metropolitanas de mayor importancia presentan la denominación “Gran”, y luego el nombre de la ciudad principal o núcleo del aglomerado. Como vimos previamente, algunas de las más importantes según la cantidad de población que albergan son Gran Buenos Aires, Gran Rosario, Gran Córdoba, Gran Tucumán-Tafí Viejo y Gran Mendoza.
Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA)
El Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) es un aglomerado urbano de gran extensión, cuyos límites son muy difusos. Incluye la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y, hasta el momento, 40 partidos de la provincia homónima, aunque no todos se encuentran totalmente urbanizados.
Se trata de una megaciudad ubicada a la vera del Río de la Plata, que va desde la ciudad de Campana, en el norte, y llega casi hasta La Plata, en el sur, recorriendo una superficie de 13.285 km2. Según el censo de 2010, cuenta con 14.800.000 habitantes, que representan el 37% de los habitantes de la Argentina.
Su crecimiento no ha sido homogéneo, sino que algunas partes de la mancha urbana se extendieron rápidamente y otras tardaron más.
La urbanización se fue dando a los costados de las rutas y autopistas que se construían para conectar la CABA con otros puntos importantes del país. Esto se debía a que, al contar con infraestructura de comunicación y transporte en las cercanías, las personas podían localizarse en sectores más alejados de la mancha urbana y, a la vez, mantenían su conexión con la ciudad.
En consecuencia, actualmente, el AMBA presenta una forma muy particular, que se asemeja a los tentáculos de un pulpo, cuyos ejes son las vías de ferrocarril y las rutas y autopistas. Entre estos brazos se observan intersticios que no están del todo urbanizados y que no se encuentran bien conectados con el resto de la mancha urbana.
Durante las últimas décadas, la población de la CABA se ha mantenido estable, mientras que las áreas periféricas han crecido notablemente. Por ejemplo, los partidos más próximos a la Ciudad de Buenos Aires tuvieron un desempeño dinámico, ya que no sólo aumentó su población, sino también la cantidad de funciones políticas, administrativas y comerciales. Este crecimiento se debe, principalmente, a la conformación de áreas residenciales, tanto de barrios cerrados como de asentamientos precarios, y por la expansión e incorporación de nuevos servicios, fundamentalmente, educativos y de salud.
A causa de un intenso crecimiento, muchos investigadores en la materia sostienen que en el mediano plazo esta gran metrópolis conformará una megalópolis. Estas son extensas áreas urbanas continuas que se forman porque distintas ciudades, aglomerados o metrópolis separados entre sí comienzan a crecer y a conectarse unos con otros. A diferencia de las metrópolis, las megalópolis no tienen una aglomeración central de la que se desprenden, sino que tienen distintos centros. Es el caso del AMBA, se espera que, en los próximos años, crezca hasta la ciudad de Rosario.